Capítulo 12: Nunca te dejaré por voluntad propia

—Su Alteza.

Justo cuando Xiao Di estaba a punto de inclinarse y saludar, Jun Qiyu agitó la mano.

—Fuera.

Xiao Di dudó un momento, sin atreverse a desobedecer la orden de su maestro, pero cuando cerró la puerta, miró preocupada a Song Liqing.

Song Liqing y Jun Qiyu fueron los únicos que quedaron en la habitación, mirándose fijamente.

Song Liqing no sabía lo que estaba pensando, pero vio que sus ojos se profundizaban, mirándolo inmóvil, como si estuviera considerando cómo tratar con él.

Song Liqing sintió una punzada de tristeza, solían ser solo dos niños pequeños, pero que podían hablar de todo con facilidad; sin embargo, debido a sus prejuicios posteriores, cuando se miraban, Song Liqing no encontraba nada de qué hablar. 

—Qiyu. —Song Liqing trató de encontrar algo que decir: —Cuando estabas en Occidente…

—Ojalá nunca te hubiera conocido. —Jun Qiyu habló bruscamente, su mirada era gélida. 

Song Liqing quedó estupefacto, porque estas palabras realmente estaban saliendo de la boca de Jun Qiyu. 

—¿Qué... qué?

—¡Dije, que, si no te hubiera conocido de niño, no hubiese enfrentado las cosas que sucedieron después! ¡Y no tendría que mirarte a la cara todos los días como lo hago ahora! Si pudiera invertir el tiempo y el espacio, nunca habría ido a la academia para no conocerte.

Cuando Jun Qiyu terminó de hablar, ya había obligado a Song Liqing a volver a la mesa.

La cintura de Song Liqing quedó presionada contra el borde de la mesa y cayó hacia atrás, sólo capaz de agarrarse al brazo de Jun Qiyu. 

—¡Si no fuera por ti, mi padre no me sermonearía día tras día! Tú eres el culpable.

Song Liqing comprendió, Jun Qiyu regresó enfadado porque lo más probable es que ingresó al palacio y recibió una nueva advertencia del emperador.  

—Qiyu, ¿podemos calmarnos, sentarnos y tener una conversación adecuada?

—Sí. —Jun Qiyu esbozó una pequeña sonrisa, la palabra perfecta para la maldad: —Si encuentras la oportunidad de pedirle el divorcio al emperador, te prometo una buena charla, e incluso te trataré bien, como lo hice en el pasado e incluso mejor de lo que trato a Hu Nu’er.

Song Liqing se negó de inmediato: —¡Divorcio... pero sólo llevamos un día de casados!

—¡No puedo vivir un día más siendo manejado por otros!

Song Liqing miró su expresión inquebrantable, y finalmente descubrió algunos de sus pensamientos. 

Jun Qiyu era como un lobo al principio de su vida, abriendo las garras y los dientes, ansioso por reclamar su poder y autoridad, para que nadie pudiese someterlo.

Un anti-hueso [1] que se forma al ser mimado y consentido suele ser más fuerte que el de la gente común. 

Así que preguntó: —¿Me utilizas como instrumento contra el emperador porque no te gusta que otros te ordenen, o simplemente eres incapaz de vivir conmigo?

Jun Qiyu frunció las cejas, impresionado.

—Song Liqing, mi padre me obligaba a leer todos esos libros de sabios desde que era niño. No me gustaba, ¡prefería romperlos! Eres uno de esos eruditos amargados y aburridos, estoy cansado de verte.

Estaba claro cuánto se resistía Jun Qiyu al matrimonio, tanto que no podía pasar ni un solo día con él, y Song Liqing no pudo evitar sentir frío. Song Liqing bajó los párpados, ocultando la tristeza no apreciada, y simplemente dejó escapar un suave suspiro.

—Qiyu, si realmente me desprecias tanto, entonces solo dame una carta de divorcio.

—¡Sabes que el Emperador no me la concederá! Sólo lo hará si tú mismo estás dispuesto a pedirlo.

La mandíbula de Song Liqing fue apretada por Jun Qiyu, obligándole a levantar la cabeza y mirarlo, furioso.

—No lo haré.

—Repítelo. — Jun Qiyu amenazó con los dientes apretados.

El tono de Song Liqing era de una firmeza sin precedentes: —Nunca te pediré el divorcio, nunca te dejaré voluntariamente, a menos que un día muera. Porque te quiero, más de lo que puedas imaginar.

—Tú...

Jun Qiyu no esperaba que fuera tan testarudo, no tenía otra opción, y era imposible matarlo.

—Bien, estás dispuesto a ser la Princesa Heredera, ¿verdad? Ahora que se te ha concedido el honor, debes asumir la responsabilidad de ser la Princesa Heredera.

Jun Qiyu se movió con rapidez, rodeó con sus brazos la cintura de Song Liqing y la apretó con fuerza.

Song Liqing sabía que estaba actuando de nuevo según sus deseos bestiales y se esforzó por retroceder.

—Qiyu... todavía... no estoy listo.

Song Liqing era nuevo en hacer estos actos humanos y había sido zarandeado hasta la madrugada la noche pasada, ¿cómo podría soportar lo mismo esta noche?

—No te toca a ti decir si lo quieres o no.

Jun Qiyu ya estaba lleno de una energía inagotable y, como fue provocado por la ira, actuó con rudeza. 

Song Liqing se dio cuenta de repente.

Oh, así que no es amor, es furia.

Lo de anoche no fue una aventura amorosa, sólo fue Jun Qiyu descargando su rabia sobre él. 

En un instante, Song Liqing no tuvo más expectativas ni emoción.

—No... um.

Las palabras de Song Liqing fueron bloqueadas por los labios de Jun Qiyu.

—El disfrute de este maestro, está es tu misión, de la princesa heredera, ¿lo sabes?

Jun Qiyu era tan brutal y dominante que no tenía razonamiento alguno. Sin embargo, Song Liqing solo sintió repugnancia por sus labios, que habían besado los de otra persona. 

Cuando los labios de Jun Qiyu se acercaron para exigir otro beso, Song Liqing ladeó la cabeza para evitarlo.

—¿Te atreves a evitarme?

Song Liqing cerró los labios con fuerza, con cara de preferir morir antes que ceder.

—Oh, ya veo.

Jun Qiyu lo vio tensar sus extremidades y erguirse como un tronco sin el menor signo de complacencia, y comprendió lo que pasaba.

—Te enteraste por Hu Nu'er esta mañana que él y yo ya hemos tenido sexo en la cama, te importa, ¿no?

—Me importa. —Song Liqing giró la cabeza y dijo: —El amor es único, lo más puro del mundo.

—Ah. —Jun Qiyu se rio fríamente: —Pierdes tu virginidad al tener relaciones sexuales, entonces, me la diste anoche, ¿ya no eres un Song Liqing completo? ¿Crees que eres una especie de mártir casto solo porque me has rechazado unas cuantas veces ahora?

Los labios de Song Liqing temblaron de vergüenza y rabia ante aquel comentario.

—¡Jun Qiyu, tú… ¡Eres un bastardo!

Esta era la peor palabra que Song Liqing podía decirle.

—No es como si acabaras de conocerme hoy, ¿has olvidado cómo llaman a este maestro?

Pequeño matón, pequeño demonio, apodos de la infancia de Jun Qiyu.

Song Liqing estaba forcejeando, pero finalmente Jun Qiyu lo arrojó sobre la cama.

Esto no era amor, era un castigo. Era una humillación tanto mental como física.

Durante tres días seguidos, cada vez que Jun Qiyu regresaba a la Mansión Qilin, atormentaba a Song Liqing hasta dejarlo exhausto, como un charco de barro, antes de rendirse.

Song Liqing pasó de la resistencia a la apatía, no porque estuviera resignado a su destino, sino porque se había enfermado por estar bajo la lluvia en su noche de bodas y había sido torturado de tal manera que pasaba los días aturdido, luego era despertado a la fuerza por Jun Qiyu, y así sucesivamente.

Sin embargo, nunca olvidó una cosa. Tan pronto como llegaba el alba [2], servía a Jun Qiyu para bañarse, cambiarse de ropa y desayunar. Debido a que el regreso del príncipe a la corte iba por buen camino, tenía que asistir a la corte matutina todos los días.

Cumplía con su deber como Princesa Heredera, que era servir a Jun Qiyu y llevarlo personalmente a las puertas del palacio en carruaje.

Song Liqing observó a la multitud de ministros que corrían hacia al Salón Tianyan, mientras hablaban del país y su gente, con los ojos llenos de envidia. 

Era una pena que estuviera lejos de la corte y tuviera que dejar que Jun Qiyu ocupará su lugar. Pero también podía consolarse pensando que el duro trabajo que había realizado en la primera mitad de su vida no había sido en vano.

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Glosario:

[1] 反骨 (Fǎngǔ): Anti-hueso se refiere al hueso occipital. En la antigua sociedad china, se refiere a aquellas personas herejías, desleales e injustas con espíritu rebelde.


[2] Alba: Primera luz del día, antes de salir el sol.


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